Este mayo en Flame Sevilla arrancamos un programa especial de...
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Si empiezas a entrenar en cada etapa de la vida…
¿Es el entrenamiento para todas, sin importar la edad? ¡Claro! Pero, ¿es el mismo para cada etapa? ¡MENTIRA!
Cada década trae sus propios matices, necesidades y secretos, y hoy vamos a explorar cómo sería si empezaras a entrenar en cada una de ellas.
“Los cambios son bruscos pero a tu cuerpo le encanta acordarse de todo. ¿Exceso de grasa? Celulitis. ¿Exceso de ejercicio? Chute de salud y movilidad por años”
Todo influye en esta vida, y entre esos miles de millones de motivos (y asteriscos) que afectan nuestro ritmo y energía, hoy nos centramos en las edades.
En concreto, en cómo sería empezar a hacer deporte a los… ¡los atrevidos años 20, los intensos 30, los sabios 40 y los enérgicos 50! Porque arrancar con el ejercicio no solo cambia nuestro cuerpo, sino también nuestra manera de vivir… ¡y de disfrutar cada etapa!
Felices años 20: el cuerpo pide marcha… ¡y hay que dársela!
A los 20, tu cuerpo es como un resorte, ¡y cualquier señal de actividad hace que se active de inmediato! . PUM, estímulo, energía, cambio.. con nada tu cuerpo se hincha y desinfla como un globo. Y por eso, disfrutamos de todo un poco. Si no es ahora ¿cuándo?
Estás a tope de energía, y toda base de fuerza que construyas te acompañará por años. Los cambios son bruscos pero a tu cuerpo le encanta acordarse de todo. ¿Exceso de grasa? Celulitis. ¿Exceso de ejercicio? Chute de salud y movilidad por años.
“¿Mi cuerpo? ¿Eso cómo era? QUIERO LLORAR COMO MI BEBÉ Y QUE ME DEN UN BIBI….. ¡Tranquilas! Son etapas.”
En los 20, el ejercicio no solo es físico; es un auténtico desahogo para liberar toda esa adrenalina y el estrés que a veces llega todo de golpe: exámenes, trabajo, las primeras decisiones de la vida adulta… too much ¿A quién no le viene bien una buena sesión de entrenamiento?
Aquí es el momento perfecto para plantearte aficiones, probar cosas que te hagan desconectar, crear nuevos grupos sociales, y sentir que las otras preocupaciones no van a ser lo que pese ese día, sino el entrenador que, aunque parezca un pesado diciendo “¡puedes con más!”, mientras tú piensas “que no, ¡que no puedo!”, al final, ¡zas! Descubres que sí podías y que la sensación al acabar es una auténtica PASADA.
Date el lujo de explorar: entrenamientos de resistencia, sesiones largas de cardio, una mezcla de EMOM + Tábata que no te deje ni respirar, o un buen HIIT que te active al máximo.
La clave está en descubrir qué te hace sentir imparable. ¡Explora, experimenta, y encuentra lo que te pone en movimiento! Si alguna vez has sentido que puedes con todo, ¡es porque puedes!
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Los 30: el cuerpo sigue fuerte, pero ya no tan “primaveral”
Si oigo una vez más “esos es la crisis de los 30”, M-A-T-O.
Que no te engañen: los 30 son una edad MARAVILLOSA, y esta “flor” sigue fuerte… solo que ahora necesita un poco más de cuidado para lucir como merece.
Es el momento perfecto para regarla y seguir dándole vida, porque aunque el cuerpo sigue siendo esa amiga incondicional que siempre está lista para una aventura, también empieza a pedir que la tratemos con más mimo.
“No, no te estás enamorando del entrenador, es tu corazón latiendo loco de energía porque al fin ha vuelto al ruedo”
Además, en España esta década es también la etapa de las mamis primerizas, de las que se atreven con dos, o van a por todas con tres o más.
Los horarios se vuelven tablas de Excel de colores, las lavadoras no dan a basto, y, para colmo, hoy dan lluvia. ¿Mi cuerpo? ¿Eso cómo era? QUIERO LLORAR COMO MI BEBÉ Y QUE ME DEN UN BIBI…..
¡Tranquilas! Son etapas. Y si la vecina te mira raro, piensa que, en el fondo, tú para ella eres “Dios santo, esta mujer ¿cómo puede con tanto?”.
Cada una está en su momento y a su manera, pero no os olvidéis de vosotras. Mínimo un par de horas entre semana tienen que ser y son VUESTRAS, porque desconectar es sinónimo de reconectar después con otra filosofía.
“Estos movimientos son perfectos para tu día a día, ya que trabajan los músculos que necesitas para las tareas cotidianas: subir escaleras, agacharte, cargar bolsas, o incluso jugar con los niños sin sentirte agotada.”
¿Lo mejor de los 30? Tenemos energía para dar y tomar, y el cuerpo responde rápido. Ahora sí, podemos exigirle un poquito más sin problema, porque todavía aguanta.
Es como esa amiga de la que hablábamos: siempre está lista para cualquier plan, por mucho que le pidas. Y créeme, si alguien alguna vez te dijo “aprovecha que estás joven”, ¡tiene toda la razón!
¿Qué va bien en esta década? Entrenamientos de fuerza y resistencia para mantener esa chispa, y si quieres darle más caña, el HIIT es ideal para mantener el cuerpo enérgico y en forma. Pruebas de resistencia, sesiones de pesas… ¡todo vale!
Además de mejorar tu físico, en esta etapa el ejercicio también se convierte en ese espacio para liberar el estrés del trabajo, las relaciones, y los mil desafíos que la vida nos empieza a lanzar a quemarropa. Y lo mejor es que, al cuidar el cuerpo ahora, será tu mejor arma contra el seguir sumando años en el futuro.
Este es el momento de crear una rutina sólida, pero también de probar cosas nuevas: escalar, bailar, deportes de aventura… ¡todo lo que mantenga viva la chispa y te recuerde que la “crisis de los 30”, ¡es solo un mito!
Los 40: seguimos moviéndonos, pero el cuerpo pide un poco más de cariño
A los 40, el cuerpo ya no es solo una máquina de ejercicio, ¡es nuestro refugio! Así que el mimo es fundamental.
Si en los 30 podías lanzarte sin pensarlo, a los 40 es bueno ajustar el enfoque. Con conciencia, pero sin dejarnos de lado. Está bien tomarse un respiro, relajarse en el sofá y disfrutar del descanso, pero si te olvidas de moverte, después tus rodillas, lumbares o cuello te lo van a recordar.
Cuando las articulaciones empiezan a chirriar… ¡AUH! El dolor llega, y a veces más rápido de lo que imaginas.
“Aquí ya no se trata de correr rápido o levantar toneladas, sino de disfrutar cada movimiento, cada mejora, por pequeña que sea.”
El ejercicio constante y equilibrado puede ayudarte a prevenir todo eso. La clave está en no dejarte arrastrar por la inercia del descanso y volver al movimiento, ¡porque tu cuerpo te lo va a agradecer, y tú más!
Empezar ahora es que te lo has tomado con mucha calma, y hay que darle vida al corazón. No, no te estás enamorando del entrenador, es tu corazón latiendo loco de energía porque al fin ha vuelto al ruedo.
Los inicios tendrán que ser probando, poco a poco, calentando cada articulación para que se acostumbre. En un mes, ni te acordarás de la que eras antes. ¡Bienvenida de vuelta!
“Si nunca has practicado deporte, lo importante es que el ejercicio sea una forma de sentirte bien, sin agobios, y ver cómo tu cuerpo va respondiendo.”
Los entrenamientos de fuerza siguen siendo súper importantes, pero en esta etapa es clave incorporar algo de equilibrio. No te lances a cargas pesadas sin más, mejor busca esa combinación que te haga sentir bien y que no exija tanto de tus articulaciones al principio.
Una opción genial es el entrenamiento funcional, que trabaja la movilidad, la flexibilidad y la fuerza de manera equilibrada. Los movimientos que realizamos en estas clases están diseñados para que tu cuerpo se acostumbre poco a poco a trabajar de forma eficiente y sin lesiones.
Además, nos aseguramos de que el entrenamiento sea ajustado a tu nivel, para que puedas avanzar sin forzar las articulaciones ni el cuerpo.
Por ejemplo, en lugar de lanzarte a ejercicios de impacto, puedes empezar con movimientos básicos como sentadillas, flexiones o rotaciones controladas, que te ayudarán a fortalecer todo tu cuerpo de forma funcional.
Estos movimientos son perfectos para tu día a día, ya que trabajan los músculos que necesitas para las tareas cotidianas: subir escaleras, agacharte, cargar bolsas, o incluso jugar con los niños sin sentirte agotada. ¡Todo eso, sin que te duela la espalda ni las rodillas!
Los 50: ¿el fin de la aventura? ¡Ni mucho menos!
A los 50, el entrenamiento personal se convierte en un viaje de descubrimiento. Aquí ya no se trata de correr rápido o levantar toneladas, sino de disfrutar cada movimiento, cada mejora, por pequeña que sea.
Si decides empezar desde cero, lo que buscamos es algo muy simple: disfrutar del proceso, ganar salud, energía y, sobre todo, autonomía.
Es el momento perfecto para trabajar la funcionalidad: fortalecer la musculatura y mejorar la flexibilidad para seguir haciendo lo que más te gusta.
No importa la edad, el movimiento siempre será una fuente de alegría y bienestar, no solo para el cuerpo, sino también para la mente.
El entrenamiento funcional será tu mejor aliado. Empezar con movimientos sencillos como sentadillas para fortalecer las piernas, levantamiento de peso moderado para mantener el core y la espalda, y sesiones de estiramiento para cuidar la movilidad y evitar la rigidez son perfectos.
Nada de prisas ni grandes desafíos desde el principio; aquí se trata de adaptar los ejercicios a tu cuerpo, progresando poco a poco.
¡Y sí, algo de cardio suave también! Si nunca has practicado deporte, lo importante es que el ejercicio sea una forma de sentirte bien, sin agobios, y ver cómo tu cuerpo va respondiendo.
Aquí te dejamos una entrevista con Elsa Caraballo, en la que nos cuenta cómo tener una dieta adecuada según el entrenamiento, edad, intolerancias, hinchazón ¡No te la pierdas!
¿Y después de los 50? ¡Esto no acaba aquí!
Si después de los 50 decides empezar, el apoyo de un profesional es clave para hacer revisiones periódicas y adaptar el entrenamiento a tus necesidades.
Ya sea que nunca te hayas movido o que quieras retomar después de un tiempo, no hay límite para el bienestar que el ejercicio puede aportar.
La constancia es tu mejor amiga, y lo más importante es disfrutar cada paso. No importa la edad, el movimiento siempre será una fuente de alegría y bienestar, no solo para el cuerpo, sino también para la mente.
Porque, al final, ¡el movimiento es nuestra mejor apuesta!
¡Tu Cuerpo, Tu Momento!
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